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La primera luego de 70 años IVIC editó versión en español de “El mundo de las cosas vivientes”

La obra del pensador japonés Kinji Imanishi desafía las perspectivas evolucionistas 

“No veo el mundo como algo caótico ni fortuito, en lo cual los miembros son como pasajeros ocasionales dentro de un barco, sino como poseedor de cierta estructura u orden, dentro del cual cada uno de sus miembros tiene una función. Aunque las diferentes cosas en el mundo poseen una existencia diferente, de hecho todas ostentan alguna clase de relación”. 

Este extracto del libro Seibutsu no sekai (El mundo de las cosas vivientes), publicado en 1941, corresponde al biólogo y antropólogo Kinji Imanishi, quien en vida fuese considerado el padre de la primatología del Japón, es decir, el estudio científico de los primates. 

Según Bernardo Urbani, editor del texto e investigador del Centro de Antropología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), el autor escribió la obra en un contexto muy particular, pues pensó que “podría fallecer durante la Segunda Guerra Mundial y por ende, sintió la necesidad de dejar un legado sobre sus investigaciones a través de este medio” aseguró. 

Luego de 70 años de su publicación original en japonés, El mundo de las cosas vivientes es traducido por primera vez al español por el fondo editorial Ediciones IVIC. La decisión fue tomada debido al rico contenido filosófico y científico -no occidental- sobre la evolución de la vida, la cual va más allá de la teoría de la evolución por selección natural de Charles Darwin, pues Imanishi buscaba entender la estructura de todos los organismos tras los descubrimientos del naturalista británico. 

Leer esta obra de 158 páginas, dividida en cinco capítulos, resulta fundamental para ampliar el abanico de percepción en torno a las ideas evolucionistas. La edición en español estuvo al cuidado de Bernardo Urbani, bajo la coordinación editorial de Pamela Navarro. La traducción pertenece a Miguel Paz-Bonells, mientras que la presentación recayó en Tetsuro Matsuzawa y el prólogo en Akisato Nishimura. 

Para Urbani -quien es primatólogo del IVIC- El mundo de las cosas vivientes ofrece una profunda reflexión sobre la vida en el planeta, destacando la forma como nos vinculamos con el ambiente y la interconexión entre sus integrantes, “aspectos que hoy más que nunca continúan vigentes” dijo. 

“La evolución no es algo que ocurre con la misma rapidez en todas las cosas vivientes. Vivir significa actuar y crear. En ese sentido, toda la vida cotidiana de las cosas vivientes es parte de la evolución. La evolución general es en realidad algo pequeño, tal como lo demuestran los reptiles sobrevivientes. Es tan lenta que, aun después de varios cientos de generaciones y varios miles de años, podemos, difícilmente, reconocer los más mínimos cambios” plasmó Imanishi en el manuscrito. 

Como se refleja en la contraportada del libro, El mundo de las cosas vivientes de Kinji Imanishi es un desafío a las perspectivas evolucionistas occidentales. Al mismo tiempo, es obra literaria y autobiográfica. Es ciencia y filosofía; filosofía de la ciencia. Representa una lectura obligatoria para todo el que desee retar su propia concepción sobre la vida y la naturaleza. 

“Es importante destacar que esta edición fue distribuida en el XXIV Congreso de la Sociedad Internacional de Primatología 2012, realizado recientemente en Cancún (México), y tuvo un interesante impacto en la comunidad de primatólogos, siendo uno de los principales temas históricos abordados en el encuentro” puntualizó Urbani.
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