Los verdaderos propietarios
ArtĆculo de opiniĆ³n de la fiscal general de la RepĆŗblica, Luisa Ortega DĆaz, publicado en el diario Ćltimas Noticias, el viernes 12 de octubre de 2012
Durante gran parte del siglo XX, los venezolanos recibieron una educaciĆ³n que negĆ³ no sĆ³lo el conocimiento del ideario bolivariano y de libertad, sino tambiĆ©n intentĆ³ borrar nuestro verdadero origen y la verdad de lo ocurrido tras aquel 12 de octubre de 1492, mal llamado “DĆa de la Raza”, cuando la conquista espaƱola arribĆ³ a AmĆ©rica arrasando con los pueblos indĆgenas.
GeneraciĆ³n tras generaciĆ³n, se trasmitiĆ³ la idea de que se trataba de un dĆa festivo, pues una “cultura” o una raza superior, habĆa arribado a las costas americanas para “civilizar” a sus pobladores pues, segĆŗn su parecer, vivĆan en el pecado de no conocer la verdadera religiĆ³n.
El resultado fue que se ejecutĆ³ el mayor genocidio que se conozca en la historia de la humanidad, incluso con la extinciĆ³n definitiva de etnias que sufrieron previamente las barbaridades de un conquistador que no los consideraba seres humanos.
Tuvieron que pasar 500 aƱos para que en el proceso Constituyente en 1999 se declarara a Venezuela como una naciĆ³n pluricultural y multiĆ©tnica, donde el Estado asumiĆ³ la cosmovisiĆ³n indĆgena como parte fundamental de nuestra identidad cultural.
Con la ConstituciĆ³n de la RepĆŗblica Bolivariana de Venezuela, aprobada por el pueblo el 15 de diciembre del mismo aƱo, se garantizĆ³ el respeto absoluto del Estado venezolano a todos los pueblos indĆgenas.
La Carta Magna dedica uno de sus capĆtulos a los Derechos de los Pueblos IndĆgenas, reconociendo su organizaciĆ³n social, polĆtica y econĆ³mica, sus culturas, idiomas, religiones y costumbres.
Ahora, se ha comprendido que ellos son los verdaderos propietarios de estas tierras y que cuentan con sus derechos originarios, aquellos que les arrebataron hace mƔs de cinco siglos.
El Ministerio PĆŗblico rinde homenaje a los indĆgenas de LatinoamĆ©rica, especialmente a las etnias venezolanas que nos ofrecen cada dĆa el regalo de la sabidurĆa y la conciencia de nuestras verdaderas raĆces.
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