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#OPINIONES: La política tiene ahogada al país según Lorenzo Mendoza

ELVICTORIANO.COM.VE - Lorenzo Mendoza admiraba profundamente una cualidad de su padre cuando comandaba el emporio Polar. “Nunca llevó el trabajo a mi casa, mi casa era un hogar”. Tal vez él pudo buscar igual objetivo, pero no lo consiguió. Su nombre se hizo un referente de ataque del todopoderoso presidente Hugo Chávez y de su sucesor, Nicolás Maduro, en cadenas de radio y televisión escuchadas por todo el país, y por supuesto, por su familia.
Su trabajo, entonces, se convertía en una especie de arca de la que el Gobierno quería participar a juro con intervenciones o expropiaciones, y su figura, una amenaza para tal pretensión. El ingeniero, como le llaman en la empresa por su carrera, ha pasado 17 años, los mismos que lleva la revolución en el poder, manejando la obra de sus familiares entre huracanes, cuya temporada 2016 parece ser la más agresiva.

El que Lorenzo Mendoza se haya convertido en objetivo de discursos oficiales lo arrastró definitivamente a un ruedo político al que es alérgico por convicción. Lo suyo es la empresa. Y lo ha dicho: “si me pongo a pensar en otra cosa la marea me lleva. Lo que sé hacer es motivar la innovación y crear puestos de trabajo”.

Y ciertamente el hombre tiene rasgos definidos de motivador. Recientemente en el 75 aniversario de Empresas Polar, Mendoza, encarando una deuda con proveedores de más de 360 millones de dólares, el cierre de plantas por falta de materia prima y la negativa del Gobierno de liquidar divisas, ha lanzado un mensaje que dice verdades, pero que convirtió en una pieza de película aquel momento. “En Polar el optimismo es brutal”.

Se pudo ver cómo empleados de todos los niveles se tomaban de sus manos con lágrimas en los ojos y compartían gestos de afecto y entusiasmo por la lucha empresarial.

Esa es la imagen que se ha colado de Mendoza puertas afuera de Empresas Polar, la del gerente que ha mantenido la cohesión, la inversión y el apego a Venezuela pese a las amenazas y las acusaciones de ser el cerebro de la “guerra económica”. Y esa misma percepción de líder lo ha catapultado a los primeros lugares de encuestas que lo posicionan como un presidenciable en el país, una tendencia a la que sabe responder con elegancia para salirse de ese ruedo. Lo ha hecho con muchos periodistas y entrevistadores con sumo respeto, incluso con su muy cercano amigo César Miguel Rondón.

Una de las encuestas de febrero pasado, lanzadas por la empresa Datos, del economista Asdrúbal Oliveros, lo eleva en preferencia sobre Henry Ramos Allup, presidente de la Asamblea Nacional, Leopoldo López, líder de Voluntad Popular hoy preso en Ramo Verde, y Henrique Capriles Radonski, gobernador de Miranda y dos veces candidato presidencial.

—¿Pero es una Filosofía de vida, una convicción férrea de no participar en política?

—“La política no es mi arena”, nos ha dicho tras un breve encuentro en exclusiva, pero hay más. Su madre, la Sra. Leonor Giménez de Mendoza, a quien él mismo califica de su “heroína”, nos confirma que conoce muy bien el anhelo de su hijo y no es precisamente el de ser presidente de la República, si no ser el Presidente Ejecutivo de Empresas Polar, allí, en su nicho, uno que conoce desde los tuétanos.
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