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Pasado étnico de Paracotos sale a relucir en nueva investigación


ELVICTORIANO.COM.VE - Del municipio Guaicaipuro del estado Miranda es la segunda parroquia con mayor superficie, con alrededor de 158 kilómetros cuadrados de caminos montañosos; y es la tercera más poblada, albergando más de 14 mil personas. Lo que pocos realmente saben es su verdadero nombre: Pueblo de Indios de San Juan Evangelista de la Guayra de Paracotos.

Tomándose el entierro del indio Nicolás como una de las más antiguas actas de defunción, el 5 de marzo de 1673 fue el día establecido como fecha de fundación de este pueblo, ubicado en aquel entonces entre las quebradas de la Guayra y Paracotos.

“Y como ocurría en todo proceso de colonización europea, se anteponía el nombre del santo, en este caso, bajo la advocación de San Juan Evangelista”, explicó Jennifer Contreras Arévalo, antropóloga del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic).

Para su tesis de maestría y como parte de un proyecto más amplio sobre la etnohistoria de la región centro-norte del país, la investigadora ahondó en los procesos étnicos y las dinámicas sociales generadas con el poblamiento “a la manera española”. Este se manifestó con las interacciones entre diferentes actores sociales, como indígenas, blancos criollos y peninsulares, negros, mestizos y pardos.

Como referencia, escogió los siglos XVII y XVIII, por ser este el período de consolidación de los asentamientos españoles, así como de la inserción de las políticas coloniales y de expansión urbana en la región.

“La intención fue analizar el funcionamiento social y administrativo de los pueblos de indios en la época colonial y contribuir con el rescate, visibilización y aplicación de las historias locales”, afirmó.

De igual manera, se mostró de acuerdo con la docente Érika Acosta Roa, quien insiste en la necesidad de apoyar a los docentes en el aula de clases para la formación de la conciencia histórica y la enseñanza crítica de la historia de Venezuela.

Durante su investigación, Contreras analizó múltiples fuentes primarias localizadas en los diversos archivos históricos. Entre estos se encuentran el Archivo Arquidiocesano de Caracas, Archivo General de la Nación de Venezuela, Archivo General de Indias de Sevilla, Archivo General de Indias de Santo Domingo, Sección de Libros Raros y archivos documentales de la Biblioteca Nacional y manuscritos del Archivo Parroquial de Paracotos.

Igualmente, recogió información de los propios habitantes paracoteños y consultó alrededor de 38 fuentes secundarias disponibles en otras bibliotecas y registros, como diccionarios toponímicos, actas y gacetas oficiales.

Interculturalidad

“Mucho se aprende de las dinámicas sociales de un pueblo porque allí están las respuestas de lo que somos actualmente como sociedad. Sin embargo, poco se ha estudiado el tema de los pueblos de indios como estructuras urbanas que encarnan procesos de reordenamiento poblacional”, aseguró.

Según Jennifer Contreras, profesional asociada a la investigación del Laboratorio de Etnohistoria y Oralidad del Ivic, gran parte de las personas entrevistadas en Paracotos se reconocieron como indígenas o descendientes de indígenas, lo que denota la aceptación de sus orígenes étnicos. El tratamiento de ciertas dolencias con plantas medicinales como el onoto, la tua tua y el saúco, entre otros, son evidencia del manejo de conocimientos ancestrales.

Y es que los rasgos físicos no son los únicos caracteres que se heredan: las tradiciones, valores, hábitos y formas organizativas de los antecesores, también se transmiten de generación en generación.

Aunque fue tomado el 5 de marzo de 1673 como una de las fechas más antiguas del Quaderno de ocho fojas, donde se acientan todos los difuntos, que se entierran de esta encomienda de Juan de Arebalo en el año de 1673, Paracotos (sic), en 1568 ya se hablaba de la encomienda de Alonso Andrea de Ledesma, la cual pasó a ser doctrina de indios.

Para el año 1692, la doctrina de indios comenzó a llamarse Pueblo de los Paracotos, aunque su conformación estaba sustentada en la encomienda. Esta figura político-administrativa, regida por las Leyes de Indias de la República de Indios, consistía en la agrupación de indígenas en pueblos llamados doctrinas, donde además de servir como mano de obra forzada para los españoles, estaban destinados a recibir el evangelio.
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