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Golpe inmaduro

SegĆŗn la ministra de Defensa de Paraguay, MarĆ­a GarcĆ­a, el canciller NicolĆ”s Maduro se reuniĆ³ el 22 de junio en AsunciĆ³n con los comandantes de las fuerzas armadas paraguayas
El ministro de relaciones exteriores de Venezuela, NicolƔs Maduro, llega para la foto oficial de la VI Cumbre de las AmƩricas en Cartagena de Indias, Colombia | EFE/Paolo Aguilar

SegĆŗn la ministra de Defensa de Paraguay, MarĆ­a GarcĆ­a, el canciller NicolĆ”s Madurose reuniĆ³ el 22 de junio en AsunciĆ³n con los comandantes de las fuerzas armadas paraguayas y "les arengĆ³ a responder a una situaciĆ³n que iba en contra del ex presidente Lugo a cambio del apoyo de ciertos paĆ­ses a escala internacional".

La denuncia demuestra la inmoralidad de gobiernos como Bolivia, Venezuela, Ecuador, Argentina y Brasil, vĆ­ctimas de regĆ­menes militares que trajeron consigo desaparecidos, fusilados y torturados. Desde luego se tratarĆ­a no sĆ³lo de una intervenciĆ³n indebida en los asuntos internos de un paĆ­s soberano, sino una clara exhortaciĆ³n a un golpe de Estado.

La utilizaciĆ³n de las armas, aunque sea como una amenaza, para contradecir o condicionar una decisiĆ³n de las cĆ”maras legislativas electas por el pueblo hubiera significado un rotundo retroceso a un militarismo antidemocrĆ”tico que parecĆ­a superado en AmĆ©rica Latina hasta que surgiĆ³ Hugo ChĆ”vez.

Por fortuna, las atolondradas e inmorales insinuaciones del canciller Maduro fueron desoĆ­das y los sucesos del Paraguay han evolucionado dentro de un clima de paz y de los canales institucionales.

Pero el intento de intervenciĆ³n y la posterior reacciĆ³n del gobierno de ChĆ”vez muestran la desorientaciĆ³n que caracteriza la polĆ­tica exterior venezolana. Por una parte denuncia con actitud de vĆ­ctima conspiraciones internacionales en su contra por parte del imperialismo y, por la otra, propicia los mismos golpes de Estado que dice condenar moralmente.

El desprecio por las instituciones democrƔticas de que hace gala el Gobierno de Venezuela parece querer extenderlo a otros paƭses y a las instituciones internacionales que actualmente observan el caso paraguayo. Promover golpes de Estado en naciones hermanas, sin embargo, es una temeridad que exhibe intolerables grados de inmadurez y falta de Ʃtica, ademƔs de una carencia de realismo que, afortunadamente, hizo abortar la maniobra.

Este viernes, segĆŗn los despachos de las agencias internacionales, el nuevo presidente paraguayo, Federico Franco, quien asumiĆ³ el cargo tras la destituciĆ³n de Fernando Lugo, afirmĆ³ que "Paraguay vive el mejor ambiente de los Ćŗltimos aƱos, y acusĆ³ a Ecuador y Venezuela de entrometerse en asuntos internos del paĆ­s".

En el despacho de prensa se revela que cuando el Senado estaba a punto de votar la destituciĆ³n de Lugo, los comandantes del EjĆ©rcito, la Armada y la AviaciĆ³n fueron convocados por el jefe del gabinete militar, general Ɓngel Vallovera, quien actuĆ³ de nexo entre el ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, NicolĆ”s Maduro, y los militares.

AllĆ­ Maduro, de acuerdo con la misma fuente, les solicitĆ³ que salieran de sus cuarteles para apoyar al gobierno de Lugo, que en esos momentos se derrumbaba irremediablemente, y les asegurĆ³ que tendrĆ­an apoyo internacional. (...) Maduro habrĆ­a estado acompaƱado por Julio Prado, embajador de Ecuador en AsunciĆ³n. CĆ­nicos.

Fuente: ELNACIONAL 30/06/2012
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