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Venezolanos con pocos recursos lideran la nueva migración hacia Panamá

ELVICTORIANO.COM.VE - Las primeras oleadas migratorias (que se iniciaron a partir de 2004) estaban conformadas por inversionistas venezolanos, profesionales universitarios y emprendedores, quienes contaban con un colchón de ahorros en divisas que les permitía cubrir los gastos de vivienda, comida y transporte, por los menos durante los seis primeros meses fuera de la patria, además de credenciales profesionales para solicitar permiso de trabajo y la residencia, trámite que ronda los 3.000 dólares. Las siguientes migraciones ocurridas entre 2010 y 2014, tuvieron un perfil similar.

La de este año es diferente. Se trata de jóvenes bachilleres, con edades entre 18 y 30 años, quienes para huir de la escasez y la inseguridad corren tras el sueño panameño, muchas veces sin planificación y sin conocer el país, y en algunos casos, solo con los 500 dólares que el Gobierno panameño exige como solvencia económica para poder ingresar al territorio.

Héctor Villanueva tiene 20 años. Llegó a la nación centroamericana en junio de este año con 7 mil dólares para mantenerse mientras conseguía empleo. Con quinto semestre de Informática, experiencia en ventas y por su carácter extrovertido, pensó que podría comenzar a trabajar inmediatamente. Alquiló un apartamento en una zona alto costo.

Transcurrieron cinco meses, el dinero se le agotó y nadie lo contrató por no tener permiso de trabajo, ahora busca desesperadamente regresar. “Yo en Venezuela tenía plata, me vine con 7 mil dólares pero me los comí, prefiero regresarme, viviré encerrado. Me vine por la inseguridad”, relata.

Algunos corren con más suerte. Patricia Vivas tomó la decisión de emigrar repentinamente, cansada del hampa y de la inflación. “A mí me robaron siete veces el celular. Estaba estresada con la situación, yo trabajaba vendiendo materiales médicos. Llegó un momento en que trabajaba solo para pagar, comencé a reunir el dinero, vendí algunas cosas para poder reunir el pasaje y los 500 dólares”.

Para Vivas salir adelante en el país es una lotería. “Yo sí conseguí trabajo haciendo tacos con un señor panameño y él era el que los vendía. Llegué a donde mi hermana pero a los 14 días me mudé sola. Pero he visto gente que no tiene ni para regresar. Lo vi en el aeropuerto cuando arribé, gente pidiendo plata para poder pagar el impuesto de salida”.

n el primer semestre de 2016, unos 185 mil venezolanos se trasladaron hasta el Istmo. En 2015, llegaron al país 273.841, 10.5 % más de visitantes que en el mismo período de 2014, según datos de la Contraloría General de la República.

Desde el 1° hasta el 8 de noviembre, 95.745 pasajeros arribaron al aeropuerto, lo que a juicio de las autoridades del terminal aéreo, representa un nuevo récord histórico con respecto al año pasado, cuando en el mismo período llegaron 63.374 personas entre ellas 24.552 panameños y 38.822 extranjeros. Sin embargo, se cuestionan estas cifras ya que por esos días el Servicio Nacional de Migración resolvió que los extranjeros residentes entrarían por la misma fila de turistas y no de personas que tienen permiso para quedarse.

Los números del Aeropuerto Internacional de Tocumen destacan que en el primer semestre de este año fueron rechazados 2.259 extranjeros por no contar con la solvencia económica (los 500 dólares), poseer antecedentes penales u otros motivos.

Con la ola migratoria venezolana han surgido protestas de algunos ciudadanos panameños quienes se quejan de que el éxodo venezolano está acompañado de factores que afectan su modo de vida.

“Aquí se comen tamales, no hallacas”, gritaban los participantes de la cadena humana realizada el pasado domingo 20 de noviembre, convocada por el Frente Nacional Panameño, a la que asistieron unas 70 personas y cuya consigna inicial era “no más tequeños ni arepas”.

Entre otras cosas los nacionales se quejan de un aumento de la inseguridad. Y el comportamiento de algunos venezolanos no ayuda. Entre octubre y lo que va de noviembre se registraron varios hechos delictivos. El mes pasado, la Policía Nacional detuvo a un hombre que tenía una red de prostitución y reclutaba a venezolanas.

A principios de noviembre detuvieron a otro que se robó la nómina de una empresa. El sujeto tenía apenas tres días en suelo panameño. Recientemente otro cometió un secuestro express contra una ciudadana panameña y el viernes, durante el Black Friday, la Policía Nacional atrapó a una pareja que intentó ingresar dinero falso en el Centro Comercial Albrook. Todos son venezolanos.

A pesar de los comentarios registrados, la Policía Nacional de Panamá negó que los venezolanos ocupen el primer lugar en hechos delictivos. Las estadísticas que maneja la institución policial indican, además, que quienes dirigen redes de explotación sexual son principalmente panameños, ecuatorianos y colombianos, mientras que las víctimas son colombianas y venezolanas.

El rechazo hacia los extranjeros, y en especial a los venezolanos, produjo un debate en el Istmo en los últimos días, algunos a favor y otros en contra.

De acuerdo con un reciente informe de ManpowerGroup, que analiza la escasez de talentos en los países, 36% de los empresarios panameños reportan dificultades para encontrar personal en algunos cargos.

Alberto Alesi, director regional para el Caribe y Centroamérica de ManpowerGroup, indicó que el porcentaje representa una mejoría comparado con 2015, cuando el déficit era de 46%, pero todavía la búsqueda es cuesta arriba.

Entre los aspectos que complican la contratación de personal se encuentran la falta de experiencia (30%) y ausencia de aspirantes (19%). El estudio también arrojó que 17% de los candidatos tienen expectativas salariales más altas de las que ofrece el mercado, mientras que 12% son aspirantes sin habilidades técnicas requeridas, manejo de otro idioma y capacidad probada en tecnologías de la información o numéricas.

Los empresarios solo pueden contratar personal extranjero que tenga permiso de trabajo (un proceso complicado porque el aspirante debe estar trabajando para optar a esta figura). Además, en el país hay 27 carreras reservadas a nacionales, entre ellas las de ingeniería y todas las relacionadas con el sector salud, lo que impide que el personal capacitado que emigra de otros países pueda llenar estas vacantes, aunque tenga el perfil requerido e incluso supere las expectativas.

Como parte de la protección que brinda el Gobierno panameño a sus nacionales, las empresas pueden contratar solo 10% de los extranjeros. Aquellas compañías que contraten foráneos ilegales son multadas y por eso se abstienen de hacerlo.

Álvaro Correa, un pequeño comerciante, se quejó de esta situación en un programa de radio moderado por el periodista panameño Álvaro Álvarado, donde se analizaba la contratación irregular de extranjeros por parte de empresas sin salario mínimo ni seguro social (por su condición de ilegales).

“Los panameños que tengo aquí pueden venir y hacerles una encuesta: Décimo (prestaciones), pago de vacaciones como dice la ley, sobretiempo, días libres, todo se les pago al día, bonos de navidad y de año nuevo, todo para ayudarlos. Ahora mismo necesito conseguir a dos empleados y tengo más de dos meses buscando mano de obra y no encuentro. Hay extranjeros que me piden que los contrate y yo les digo que mientras no tengan papeles no puedo hacerlo porque yo no me voy a exponer”, señaló.

Correa pide al gobierno flexibilizar los controles a fin de que aquellos extranjeros que quieran trabajar y estén capacitados puedan hacerlo sin tantas trabas.

Mientras tanto, ante la presión generada por algunos panameños para que aprieten, aún más, los controles, el presidente Juan Carlos Varela anunció que a principios de enero dará a conocer nuevas medidas sobre las políticas migratorias.
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